domingo, 13 de febrero de 2011

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Comencé mi practica de masaje hace veinticinco años, cuando los hilos del destino me contactaron con el que habría de ser, maestro en el arte milenario, un anciano con muchísimos mas logros prácticos que académicos y heredero de una antiquísima tradición.

Por ese entonces, todavía no eran muy populares las medicinas alternativas y la mayoría de las corrientes que ahora se describen como formando parte de esa categoría, eran miradas con desconfianza.

Por lo tanto los éxitos concretos en cuanto a la cura de las enfermedades eran la única moneda de cambio para la supervivencia de una practica no englobada dentro de los canones aceptados como ortodoxos en ese entonces.

La ventaja que tenemos en la actualidad radica, entre otras cosas, en la apertura que se esta originando y en la inclusividad de toda clase de terapias por la necesidad propia del ser humano de nuestro tiempo, que ya no se conforma con los deshumanizados  medios que nos ofrecen los métodos convencionales de medicina…

La desventaja es que su popularización y falta de contacto con fuentes auténticamente tradicionales, lleva al espejismo de una moda, en que la falta de conocimiento y el entusiasmo hacen proliferar movimientos masivos en donde la superficialidad y la improvisación sustituyen a lo profundo y efectivo.

Como en un barril al que se le arroja un vaso de vino, el conocimiento se diluye en la multitud y pierde su sabor original. No obstante, como siempre sucede, por más que los tiempos cambien y traigan aparejadas las modas eclipsantes, el ser angustiado por la enfermedad y el dolor no se deja engañar cuando su mal es concreto…ningún paliativo por mas sugestivo que se presente reemplaza a la medicina que apunta al ser en su raíz.

Y hoy, como siempre, la real moneda de cambio seguirá siendo el éxito o el fracaso en la terapia. Nada hay tan autentico como el valor de una medicina. Si es realmente sanadora, entonces perdura en el tiempo, cinco mil años de supervivencia en uno de los pueblos mas prácticos del mundo así parecen demostrarlo…